ASI LO LEI POR AHI...
Una de las consultas más recurrentes en pediatría es la aparición, persistencia o enturbiamiento de las secreciones nasales, vulgarmente conocidas como mocos. Pese a los intentos que el médico hace por tranquilizar a las madres, explicándoles la inocuidad de un síntoma que forma parte de las barreras defensivas del organismo frente a la agresión de los malditos virus, el pavor materno no se extingue. Este temor viene del antiguo concepto de la pituita, precioso y enigmático licor destilado del cerebro mismo. En el inconsciente popular perdura la idea de una vaga relación entre el líquido cefalorraquídeo y los mocos, que vendrían a constituir una suerte de transmutación nasal de aquél.En el devenir del mundo, los mocos están ubicados muy atrás en la escala ontológica. Numerosos estudios arqueológicos, pero fundamentalmente el análisis con rutenio marcado de los célebres estromatolitos de Swaziland, muestran en forma inequívoca que primero fue el mucus y luego la célula: omni celula ex mucus, como había enunciado la anticipación genial de Virchow a fines del siglo diecinueve. Su importancia ya era enfatizada en el antiguo Egipto y el papiro de Ebers señala, de acuerdo a la versión de Plinio el Viejo: si turbum mucus turnarum, exit pituita crecentum, exigua idea tornando... ¡ guarda ! quid nosos mortis ad portas, summo occulum, medicus, cuidat et apretacue. (“si los mocos se enturbian, aumenta la salida de pituita, las ideas se tornan exiguas...¡ atención ! que una enfermedad mortal se avecina, mucho ojo, médico, cuídate y huye”).Si bien la madre del niño moquillento no comparte la letal aprensión que transcribe Plinio, empero siente una inquietud que no osa plantearse francamente en el plano de la conciencia... ¿Se van las ideas, arrastradas por estos mocos incontenibles? Dicho de otra manera... ¿se afecta la inteligencia por la pérdida continua de la pituita trasmutada? El folklore dice que sí y en las revistas cómicas que leen los niños, píntase al tonto con un moco colgando de la nariz. Niños con las velas colgando dice, despectivamente, el vulgo, suponiéndolos inanes y sonándolos para evitar una mayor pérdida de intelecto. Los padres critican el sorbeteo, tanto por su sonido desagradable como por la creencia que estas ideas, reintroducidas en la vía nasal, puedan llegar deformadas al cerebro y trastornarlo aun más; sin embargo, desde un punto de vista puramente otorrinolaringológico, sería una práctica más bien útil. ¿Qué debe hacer el pediatra frente a los mocos persistentes? Si pertenece a la escuela contemplativa y opta por intentar educar a la madre, sin indicar tratamiento, pierde el tiempo y pierde el cliente. La escuela intervencionista se divide en dos vertientes, la restrictiva, que pretende retardar temporalmente la avalancha de mocos con descongestionantes nasales, y la licuefaciente, que opta por diluirlos con mucolíticos. Debemos advertir a nuestros jóvenes lectores que la primera, que cuenta con más seguidores, es la más peligrosa e inútil. En efecto, la pseudoefedrina y sus similares provocan efectos secundarios nocivos, en tanto que los mocos, retenidos un instante, recrudecen luego con mayor brío. En cambio, la vertiente que opta por licuar estos efluvios nasales, si bien tampoco sirve para nada, permite recetar sin temor.Recetad ambroxol y adjuntad el siguiente discurso: al licuar las secreciones, todo lo que está adentro, retenido en las cavidades paranasales, fluye libremente y de esta manera aceleramos el curso del resfrío; además, se suaviza la garganta, se lubrica la mucosa nasal y el niño siente un bienestar inenarrable. Conviene agregar a este bello párrafo que los mocos, como Terminator, nunca se detienen. Párrafo aparte merece la coloración de los mocos. Si estos pasan de incoloros a grisáceos, merced a su espesamiento, y luego adquieren un tono verde-amarillento, no significa, como creen el vulgo y gran parte de los médicos, que los virus han dejado paso a las bacterias. Si así fuese y las bacterias tiñeran los mocos, tendríamos que asumir la presencia de especies pigmentadas, como Flavobacterium o Pseudomonas, lo cual es absolutamente falso. Muy bien, pero... ¿qué explicación damos entonces a las madres? Aquí aparece la teoría de la oxidación de McLedesma, que atribuye el color amarillento a la acción directa del oxígeno en presencia de luz solar, en tanto que el bello tono verde deriva de la fotosíntesis circundante, especialmente en niños que viven en calles de muchos árboles. Ahora bien, si la madre sigue cachimbeando con los mocos purulentos, es inevitable caer en el diagnóstico de rinosinusistis, sinusitis del lactante, rinitis purulenta u otro por estilo y recetar cotrimoxazol u otro antimicrobiano pasado de moda y olvidado, de manera que suene a novedoso. En realidad, los mocos se controlan con la doble vertiente, como diría un inmunólogo, de pañuelo y abrigo.
sábado, 9 de febrero de 2008
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2 comentarios:
Igual yo sigo sin entender. Yo me la paso con el nebulizador, con vapor de agua intercalando. Soy la del no ambroxol. Si a la eliminacion natural. Y en 3 dias elimino 2 mocos via oral verdes super pegajosos. Tos, solo cuando es necesario tiene. Cuando jode en la garganta el moco pegado y no sale ni para atras ni para adelante.
Por nariz, sale agua, moco bastante pegajoso transparente y aveces algun reciduo verde. Y sueno mil veces la nariz de mi hijo y todo otra vez.
La verdad me tiene bien jodida, ensima en invierno vive enfermo el nene. Broncoespasmo y ya esta en los 5 años y espero que sea el ultimo que me la tengo que pasar en especialistas.
Ahora que encontre un blog de un pediatra lo agrego a mi blog y voy a leerte y espero me aconsejes.
Saludos desde Argentina
liza!
Creo que los productos en base a propóleo son lo mejor para mantenerlos alejados de los resfríos.
Yo les doy PropóleoPRO y santo remedio pasan todo el inviernos sin resfriarse...
Bueno espero les sirva mi consejo.
Saludos
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